sábado, 30 de mayo de 2009

ENTREVISTA/ Pedro Duque: "El sistema Galileo es mucho mejor que el GPS y tiene requisitos diferentes"

ALICIA RIVERA - Madrid - / El País.com

El astronauta e ingeniero aeronáutico Pedro Duque está, estos días, pendiente no tanto de naves espaciales tripuladas o viajes a la Estación Espacial Internacional, sino, sobre todo, de un satélite mucho más pequeño. Es un satélite de observación de la Tierra, el Deimos I, diseñado para dar servicios de teledetección a usos múltiples, desde agricultura de precisión hasta vigilancia del territorio, control de incendios o de plagas, etcétera. Duque es director de la empresa Deimos Imaging que ha creado ese satélite y que está lista para empezar su explotación. Pero tras 20 años de trabajo en la Agencia Europea del Espacio (ESA), y 14 de ellos como astronauta (dentro de unos días irá a Alemania a pasar sus exámenes y pruebas para mantener su cualificación como astronauta, aunque ahora esté en excedencia), Duque sigue muy de cera toda la actividad espacial, en cualquiera de sus facetas. Hoy ha asistido a la presentación del concurso europeo de aplicaciones comerciales del sistema europeo Galileo, de posicionamiento por satélite, celebrada en Madrid.

Pregunta: Europa está embarcada en su programa Galileo con todas sus velas desplegadas, como uno de los más importantes emprendidos en actividades espaciales. Sin embargo, ahí está el GPS estadounidense funcionando desde hace años y utilizado por millones de usuarios. ¿Es realmente novedoso el Galileo o se trata de lo mismo pero en versión europea?
Respuesta: Galileo es completamente diferente, aunque también sea localización por satélite, porque está concebido y construido desde el principio para un uso que requiere alta fiabilidad constante, controlable y demostrable en todo el mundo. El GPS estadounidense es un sistema militar, controlado por las fuerzas armadas, que cubre sus necesidades de fiabilidad en un momento determinado en una zona determinada, pero que no tiene por qué serlo siempre y en todas partes. En concreto, el Galileo está pensado para utilizarlo en la navegación aérea civil y eliminar las actuales restricciones de los caminos del cielo.
P. ¿Qué va a cambiar en el tráfico aéreo?
R. Los aviones ahora vuelan de faro a faro, esos faros son instalaciones electrónicas en tierra, lo único fiable para indicarles su recorrido. De un faro a otro van por caminos muy restringidos y se crean atascos. Galileo, sin embargo, va a permitir que los aviones vuelen sin depender de los faros en tierra.
P.¿No se puede hacer con el GPS de EE UU?
R. Es que no es fiable en todo momento y en todo lugar, y puede pasar que un avión no sepa exactamente dónde está en un momento dado. El GPS tiene tres modos de funcionamiento diferentes: el de alta precisión, que exige unos receptores específicos que solo tienen los militares estadounidenses; el civil abierto normal, que es el que usan los coches y los aviones ahora, y que podría usarse para controlar el tráfico aéreo, si no existiera el tercero, el civil con error aleatorio, que puede introducir en cualquier momento el responsable militar estadounidense. Si se hace a los satélites funcionar en este último modo, todos los receptores de GPS del mundo darían errores de cientos de metros.
P. ¿Realmente podrán fiarse los aviones completamente de las señales Galileo?
R. Tiene que ser una señal estable y buena hasta el punto, como se define técnicamente, de confiarle la vida de las personas (de los pasajeros), lo que exige unos sistemas informáticos, de software, cuya fiabilidad sea de categoría similar, por ejemplo, a la de los aparatos médicos, como los de cirugía robotizada, y en este software está trabajando la industria española de altísimo nivel. El sistema Galileo es mucho mejor que el GPS y más moderno; además tiene requisitos diferentes.
P. También el GPS se está modernizando.
R. Si, claro, pero es imposible poner en marcha un sistema en el que se apoye y base el control del tráfico aéreo, si los responsables de ese tráfico aéreo no tienen la máxima autoridad del sistema.
P. Se cuenta con muchas más aplicaciones de Galileo.
R. Es que una vez que logras tener una señal totalmente fiable para poder guiar el tráfico aéreo, encuentras muchas más aplicaciones en otros usos que también necesitan señales de posicionamiento fiables. Por ejemplo, puedes optimizar y abaratar los tráficos mercantiles, los desplazamientos de coches y de flotas de camiones, etcétera.
P. Las previsiones de rentabilidad económica del sistema Galileo parecen apabullantes. Se habla de cientos de miles de millones de euros.
R. Sólo con extrapolar todas las posibles aplicaciones y contar el número de usuarios y de receptores, todos los coches...
P. Usted se dedica ahora a la observación de la Tierra desde satélites. ¿Se complementa esto de alguna manera con el Galileo o son dos áreas de actividad independientes?
R. Son complementarias. Con el satélite de teledetección, por ejemplo, podemos ver qué actividades agrícolas se necesitan en un lugar determinado y el GPS conducirá las maquinarias a ese sitio. Es lo que se llama agricultura de precisión y en ella se combinan ambos servicios: la teledetección te dice dónde abonar y cuánto, y Galileo lleva la máquina exactamente al lugar donde hay que abonar. Esto supone un importante ahorro porque ganas eficacia ya que no echas abono de más, reduces costes y contaminas menos. Desde luego para esto no necesitas la precisión de posicionamiento que exige el tráfico aéreo pero sí supone un avance importante. Los agricultores solo se pondrán en manos de la localización cuando vean que es confiable.
P. Usted ha resaltado en su presentación que Europa invierte en actividades espaciales la séptima parte de lo que invierte EE UU.
R. Sí, y es una estimación conservadora. Son los datos del Libro Blanco del Espacio Europeo, pero en la comparación deja de lado la inversión espacial militar estadounidense, que supone la mitad del total allí. Esto significa que, como en Europa el gasto espacial militar es sólo el 10% o el 20% del total, la desigualdad real es muy superior a esa séptima parte.
Europa no ha dado al espacio la prioridad que le ha dado EE UU. Nosotros somos muy buenos, avanzamos muy rápido, somos eficaces tanto desde el punto de vista organizativo como de las personas, porque nos hemos tenido que espabilar ante tal desigualdad de inversión, pero la distancia que nos lleva EE UU en el espacio es cada vez mayor. Esto es grave por muchos motivos, incluido el hecho de que el espacio es un sector clave para crear vocaciones de ingenieros y de científicos, además del impacto económico que tiene en la aparición, siempre impredecible, de nuevos métodos, conocimientos y tecnologías.
P. ¿No es un poco un mito esto de las aplicaciones de las actividades espaciales fuera del entorno espacial? Se habla mucho de esto pero a veces cuesta identificar esos efectos.
R. No es un mito. El espacio tiene un efecto enorme en muchas áreas, algunas insospechadas. Por ejemplo, hay grandes arquitectos que están utilizando el programa Catia, diseñado por Marcel Dassault para diseñar estructuras aeroespaciales. Frank Gehry utilizó el Catia para hacer el museo Guggenheim de Bilbao; le permitió calcular la forma correcta de los anclajes para, con esas formas tan imaginativas, no superar la resistencia de los materiales de ese edificio. Tú creas cualquier forma mecánica y el Catia te indica cómo fabricarla. Pero, además de las aplicaciones directas de desarrollos espaciales en telecomunicaciones, navegación o teledetección, el espacio fomenta una cultura de la exactitud, del ahorro y de los equipos que tienen que funcionar a la primera sin fallos. La verdad es que en la industria, en general, falta todavía mucha cultura de la ingeniería aeroespacial por lo que ésta supone de exactitud, seguridad y eficacia.
P. Usted también ha apuntado otro dato comparativo: China e India juntas invierten ya en espacio lo mismo que Europa.
R. Sí, y, teniendo en cuenta que en China los costes de personal son mucho más bajos que en Europa, en realidad están ya muy por delante de nosotros. El espacio es en China un objetivo de Estado dirigido en las tres líneas: aumento del conocimiento, desarrollo económico e inspiración. ¿En qué región del mundo hay tortas por entrar en las escuelas de ingeniería y en las facultades de ciencias? En China.
P. ¿Europa debería reaccionar y multiplicar su esfuerzo espacial?
R. Sí, desde hoy. El programa Galileo, como el GMES de observación de la Tierra (Copérnico), van en esa dirección y la visión de la Unión Europea suple en cierta medida las dificultades de los Estados para variar la asignación de los recursos ágilmente.
P. ¿Esta afectando la crisis económica al sector espacial?
R.P. Pese a que hay mucha actividad espacial de empresas privadas, parece que sigue siendo una actividad dependiente sobre todo de la inversión pública.
El espacio depende de que el desarrollo de conocimientos, los primeros pasos y lo más difícil se haga con financiación pública, que tiene que empujar la rueda para que luego siga rodando sola. En telecomunicaciones ha sido así y el sector ya está rodando por sí mismo; en navegación por satélite estamos lejos aún pero deberá ser igual en el futuro. En teledetección, al menos esa es la apuesta que hemos hecho; los servicios básicos de agricultura y control del territorio también pueden generar suficientes beneficios para que el sector empresarial desarrolle sus propios sistemas espaciales.
P. ¿Cómo va el satélite Deimos I, de su empresa Deimos Imaging?
R. Está listo, empaquetado y esperando el lanzamiento. Estamos pendientes de que Roskosmos nos comunique la fecha.
P. ¿Cómo se siente trabajando en el sector privado después de 20 años en la ESA y de ellos 14 como astronauta?
R. Bien. Es trabajar en el espacio de otra manera, pero igualmente trabajar en el espacio. La experiencia de gestión es dura, pero como todo lo difícil muy enriquecedora, y la apuesta que hemos hecho genera mucha ilusión.

Ideas para Galileo
El nuevo sistema europeo de navegación por satélite, Galileo (un programa conjunto de la Agencia Europea del Espacio y de la Comisión Europea), abre una amplio panorama de aplicaciones que sus responsables quieren explorar. Como las buenas ideas no tienen por qué surgir exclusivamente en un puñado de centros especializados, sino que las mentes creativas pueden estar muy repartidas, se ha puesto en marcha un concurso abierto de ideas de aplicaciones de Galileo, y hoy se ha presentado en Madrid la nueva edición del concurso (www.galileo-masters.eu), la sexta, de la mano de la Comisión Europea y la Comunidad de Madrid.
Dos satélites experimentales de Galileo, el Giove A y el Giove B, están ya en órbita (desde 2005 y 2008, respectivamente), ha recordado Jaques Huguet, representante de la Comisión Europea en España. Otros cuatro satélites iniciales se lanzarán entre 2010 y 2011, y poco después empezará el lanzamiento de los 26 satélites que conformarán el sistema. "El mercado de productos y servicios derivados de Galileo puede llegar a alcanzar un valor de 400.000 millones de euros hasta el año 2025, según el Libro Verde de la CE", ha destacado en el acto Antonio Beteta, consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid.
Las ideas sobre cómo y para qué se puede usar Galileo se multiplican constantemente. Los ganadores del concurso del año pasado han propuesto un sistema de rescate y seguimiento de personas que se caigan de un barco, es decir, en situaciones de hombre al agua. Ha recibido uno de los galardones un sistema propuesto desde España, en concreto de los ingenieros del INTA Rafael Olmedo y Pablo de Miguel, que han ideado un sistema denominado e-warning "para alertar a los conductores con suficiente antelación sobre la presencia de obstáculos, como un vehículo averiado, en la carretera. Esto no sólo debe mejorar la seguridad en carretera, sino también aliviar la congestión del tráfico que un incidente de este tipo suele producir".
La convocatoria de este año, cuyo primer premio está dotado con 20.000 euros, se abrirá el 1 de mayo y se cerrará el 31 de julio. Pueden presentarse empresas, institutos de investigación, universidades y particulares.

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domingo, 10 de mayo de 2009

REPORTAJE/ La Audiencia Universal

El poder ilimitado para investigar crímenes en el extranjero crea conflictos diplomáticos - ¿Es preciso en medio del caos judicial?
MÓNICA CEBERIO BELAZA / MANUEL ALTOZANO 10/05/2009 / El País.com
Juicios sobre Guantánamo, Tíbet, Guatemala, El Salvador, Chile, Israel, Ruanda... La Audiencia Nacional tiene en estos momentos 13 causas abiertas por delitos de lesa humanidad producidos en distintos puntos del planeta. Un lector cuestionaba ayer en las páginas de este diario si, con el caos de la justicia española, la Audiencia tiene el deber de preocuparse por los delitos mundiales donde no hay ciudadanos españoles implicados. "¿No es más bien una obsesión egocéntrica de algunos jueces por acaparar titulares?", se preguntaba. Y recogía una inquietud repetida: los perjuicios diplomáticos que podrían causar a España estos procesos. Frente a este punto de vista, los defensores de la justicia universal apelan a un argumento ético: si nos creemos los derechos humanos, los crímenes más atroces deben perseguirse en cualquier lugar para evitar la impunidad. Los poderosos no pueden quedar impunes. Es una cuestión de democracia.

Los jueces españoles -egocéntricos o no-, no hacen sino aplicar la ley cuando abren estos procesos. La legislación española contempla desde 1985 la posibilidad de que se juzguen en España determinados delitos cometidos por españoles o extranjeros fuera del territorio nacional: genocidio, terrorismo, piratería y apoderamiento ilícito de aeronaves, falsificación de moneda extranjera, delitos relativos a la prostitución y corrupción de menores o incapaces, tráfico de drogas, tráfico ilegal o inmigración clandestina de personas, mutilación genital femenina -siempre que los responsables se encuentren en España- y cualquier otro que, según los tratados o convenios internacionales, deba ser perseguido en España. Y la competencia corresponde a la Audiencia Nacional.
Hasta 2005, hubo dudas sobre cómo debía interpretarse este artículo y si las víctimas o perjudicados debían ser españoles para que pudiera abrirse el proceso. Pero ese año habló el Tribunal Constitucional. Dio amparo a la activista guatemalteca Rigoberta Menchú y dijo claramente -en contra del criterio del Tribunal Supremo- que estos delitos podían investigarse aunque no hubiera conexiones con España. La Audiencia adquiría así la jurisdicción universal pura y absoluta.
La legitimidad para abrir este tipo de procesos no sólo deriva de la ley, sino también de un buen número de tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por España -Convenciones de Ginebra, Convención contra el Genocidio, contra la Tortura...- y que son, por tanto, de obligado cumplimiento. Otros países europeos que también los han firmado, como Francia, Alemania, Holanda o Italia, tienen también procesos de justicia universal abiertos, pero en un número muy reducido ¿Cuáles son las diferencias con España?
Son esencialmente dos: la primera es la exigencia de algunos países de que el delito tenga relación con el Estado que va a juzgar. La segunda, la posibilidad o no de ejercer la "acción popular", que implica que cualquier interesado puede presentar una denuncia aunque no le afecte de forma directa y que permite a las organizaciones de derechos humanos sostener una acusación aunque el fiscal se oponga. España no exige que el delito, víctima o delincuente tengan ninguna relación con el país y permite, sin restricciones, la acción popular, que está recogida en la Constitución, lo que no ocurre en países vecinos.
"En Francia, por ejemplo, se limita la justicia universal a casos en los que la víctima es nacional o hay intereses franceses en juego", explica el catedrático de Derecho Procesal Penal de la Universidad Carlos III de Madrid Víctor Moreno Catena. "En Alemania no se exigen estos requisitos pero el monopolio de la acción penal lo tiene el fiscal. Una asociación no puede, sin más, sin el apoyo del Ministerio Público, presentar una querella. En ambos países hay algún filtro. En España, ninguno. Es lo que nos ha convertido en gendarmes universales", añade.
Tampoco hubo filtros en Bélgica desde 1993 a 2003. Durante estos 10 años se acogió de forma amplia el principio de jurisdicción universal y se procesó, entre otros, a un ex ministro de Ruanda y al ministro de Asuntos Exteriores de Congo. También se abrieron causas contra el ex primer ministro de Israel Ariel Sharon por las matanzas de Sabra y Chatila y contra el Gobierno estadounidense por la guerra del Golfo y la guerra de Irak. "Al final se modificó la ley por los conflictos diplomáticos que se estaban generando y que se volvieron insostenibles", señala Moreno Catena. "Ahora España está sola como defensora de la jurisdicción universal pura".
Uno de los problemas es que no existe una Corte Penal Internacional en la que puedan presentarse querellas como las que están llegando a la Audiencia. El Tribunal de La Haya tiene muchas limitaciones, de forma que la gran mayoría de estos delitos quedarían impunes. "Y estamos hablando de los crímenes más atroces, de crímenes contra la humanidad", opina Manuel Ollé, letrado encargado, entre otros asuntos, de la matanza de jesuitas en El Salvador en 1989, entre los que estaba Ignacio Ellacuría. "Mientras los Gobiernos no tengan la voluntad política de crear un tribunal eficaz y efectivo, la única vía es la justicia universal implantada en el mayor número de países posible. Todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad con los derechos humanos".
¿Son eficaces los procesos? Sólo uno ha terminado con juicio y condena en España: el del ex capitán de corbeta argentino Adolfo Scilingo, penado por un delito de lesa humanidad. Se le consideró responsable de la muerte de 30 personas entre 1976 y 1977 -durante la dictadura militar en su país- y de la detención ilegal y torturas de otra. Y uno de los momentos de mayor protagonismo de la jurisdicción universal española fue la detención, en octubre de 1998, del ex dictador chileno Augusto Pinochet en Londres tras una petición del juez Garzón. Nunca llegó a Madrid, pero fue después juzgado en su país. Las órdenes internacionales de detención que se suelen dictar en estos procesos limitan la libertad de movimientos de los implicados, que se ven obligados a tomar cautelas para no ser detenidos en cualquier aeropuerto extranjero.
Pero incluso sin condena ni juicio, la apertura del proceso tiene consecuencias. La principal, remover a la opinión pública del país en el que se cometieron los hechos. Si es una dictadura, será imposible que se juzguen a sí mismos. Pero cuando se trata de una democracia, las cosas cambian. "Algunas de estas causas han tenido una eficacia simbólica importantísima y han generado procesos internos que han terminado con juicios en los países en los que se cometieron los crímenes", defiende Ramón Sáez Valcárcel, magistrado de la Audiencia Nacional. Las causas abiertas recientemente por Guantánamo han tenido un gran impacto mediático en EE UU -la noticia fue portada de The New York Times- y han sido celebradas por las asociaciones de derechos humanos, que creen que puede facilitar que se abra un procedimiento judicial en EE UU. La noticia adquirió tales dimensiones que incluso el presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Representantes, el demócrata John Conyers Jr., emitió un comunicado aplaudiendo la querella criminal española.
Es esa influencia la que hace incómodos estos procesos desde el punto de vista diplomático. El pasado jueves, el Gobierno chino advirtió de que sus relaciones con España podrían verse dañadas si la querella contra tres de sus ministros sigue adelante. La ex ministra de Exteriores de Israel, Tzipi Livni, llegó a pedir a su homólogo español, Miguel Ángel Moratinos una reforma legal tras la apertura de una investigación por un bombardeo en Gaza que mató a varios niños. Los jueces de la Audiencia repiten: "Estamos obligados a investigar; si el Gobierno no quiere que lo hagamos, que reforme la ley".
"Es cierto que la ley les permite abrir estos procesos por lo que nosotros, lo único que podemos hacer es limitar los daños que producen en nuestras relaciones con otros países y preservar los intereses españoles", afirma Elena Valenciano, portavoz de Exteriores del PSOE. La diputada socialista considera que estos asuntos no tienen mucho sentido en el contexto de colapso en el que se encuentra la justicia española. "Creemos que la ley debe modificarse para que las investigaciones tengan necesariamente conexión con intereses o ciudadanos españoles", para dejar el resto de los casos "a los tribunales internacionales".
Algunos juristas sostienen que no habría problema en limitar el ejercicio de la acción popular para impedir que las asociaciones de derechos humanos actúen por su cuenta y contra el criterio del fiscal. Es lo que está ocurriendo en estos momentos en la causa que el juez Eloy Velasco sigue contra varios asesores jurídicos de la Administración de George W. Bush por diseñar el entramado legal de Guantánamo. Entre ellos, el ex fiscal general -ministro de Justicia- Alberto Gonzales.
Otros aseguran, sin embargo, que "jurídicamente el Gobierno tiene poco margen de maniobra para limitar la justicia universal porque, aparte de la ley, están todos los tratados internacionales firmados y ratificados por España", como sostiene Gonzalo Boyé, abogado y encargado de los casos de Guantánamo e Israel. Y, en cuanto a la acción popular, el abogado Manuel Ollé opina que "limitarla supondría vulnerar la Constitución", que la recoge en el artículo 125. "Su anulación sería un paso atrás. Muchas víctimas han desaparecido o están muertas o no tienen capacidad ni medios para actuar". "Por otro lado, si todo dependiera de la Fiscalía, en cualquier conflicto con un país difícil sería en última instancia el Gobierno el que dirigiría el proceso, impulsándolo o parándolo según intereses políticos, no jurídicos", añade Boyé. "Al final sólo hay problemas con los poderosos. Los procesos que tienen como protagonistas a países pobres no han sido polémicos".
La otra cara de la moneda es el franquismo. La Audiencia Nacional rechazó ser competente para investigar las desapariciones de personas y sustracciones de niños durante la Guerra Civil y el franquismo. ¿Pueden juzgarse los crímenes del Tíbet y no nuestras propias historia? El argumento fue que, al ser crímenes cometidos en España, no era la Audiencia el tribunal competente, sino los juzgados de instrucción de cada localidad. "Es cierto que es paradójico y que debería haberse investigado, al menos", opina el magistrado Sáez Valcárcel. "Estábamos hablando de al menos 30.000 detenidos o desaparecidos a manos del Estado o paramilitares. Pero es un crimen internacional. En virtud de la justicia universal podría enjuiciarse en cualquier sitio".
En cuanto al coste y los medios dedicados a estos procesos sólo un ejemplo para tranquilizar a nuestro lector Manuel Cañedo. De las más de 500 causas abiertas en el Juzgado Central 4 -el que investiga a Israel o a Ruanda- sólo tres son de justicia universal. De los 2,5 millones de casos pendientes que hay en España, sólo el 0,0005 persiguen a estos presuntos delincuentes. Los más protegidos.

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lunes, 4 de mayo de 2009

LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA UNA OBRA DE ARQUITECTURA JURÍDICA

Andrés Campoy /Archenanews

Se puede considerar la transición española como un proceso singular, pues supuso el paso de un régimen autoritario a un régimen constitucional, sin desórdenes públicos y de forma gradual, utilizando los mecanismos jurídicos de modificación existentes en el régimen autoritario para paulatinamente ir modificándolos hasta conseguir un régimen constitucional totalmente diferente a la dictadura.
En este proceso fue importante el papel que desempeñaron las élites de las distintas tendencias que evitaron las movilizaciones populares, gestionando y negociando con enorme discreción y en algunos casos en secreto (legalización del Partido Comunista tras la “Matanza de Atocha”).
La intervención del Rey Juan Carlos I también fue decisiva en la transición inclinándose por el aperturismo, desencadenando la dimisión de Carlos Arias y nombrando a Adolfo Suárez en la Presidencia del Gobierno. Pero quizá el aspecto más significativo de la intervención del Rey, fue el respaldo a la legitimidad del Gobierno en el proceso reformador, que la izquierda española interpretó como aval de la derecha a la aceptación de las reglas del juego político.



Otro factor a destacar en la transición es que tras la muerte de Franco la sociedad observó que es sistema político se quedaba obsoleto y la sociedad se sentía oprimida por el sistema franquista basado en la agricultura, economía autárquica y catolicismo integrista.
En estas circunstancias solo se podía avanzar mediante el consenso político, evitando tensiones que en otra época hubieran ocasionado una guerra civil. Este consenso supuso grandes sacrificios y renuncias parciales de los partidos políticos en sus ideas y pretensiones, para conseguir que todas las ideas estuviesen representadas.

Suárez mediante el diálogo con las plataformas de izquierdas y las élites continuistas optó por la ruptura del régimen controlada por el Gobierno y patrocinada por la Corona. Siendo el instrumento de esta estrategia la Ley para la Reforma Política, que fue elaborada de acuerdo con las Leyes Fundamentales del Estado existentes, fue sometida al informe del Consejo Nacional del Movimiento y discutida y aprobada por las Cortes. Siendo sometida finalmente a referéndum del pueblo español el día 15 de diciembre

Esta Ley no derogaba expresamente ningún precepto pero si evidenciaba una ruptura hacia una nueva Constitución, estableciendo las condiciones para que los españoles se constituyeran como última instancia de soberanía. La Ley era breve explicitando la residencia popular de la soberanía, los derechos fundamentales de los ciudadanos, el pluralismo político y el sufragio universal.
Superados los trámites la Ley entró en vigor el 4 de enero de 1977 posibilitando a Suárez la eliminación de los obstáculos para la participación de la oposición en el proceso constituyente. Al mismo tiempo mediante Decretos Ley el gobierno procedió a desmontar la organización del Movimiento Nacional, la organización Sindical, legalizar la huelga, reforma electoral etc.
Tras las elecciones del 15 de junio de 1977 se formó una Comisión de Asuntos Constitucionales formada por siete miembros en representación de las fuerzas políticas mayoritarias, a los que posteriormente se les llamaría “Padres de la Constitución”.
El proceso de elaboración se alargó durante varios meses y tras la aprobación de los oportunos trámites parlamentarios, fue votada en referéndum en día 6 de diciembre de 1978, fecha que ha quedado instituida como Día de la Constitución Española.
La Constitución de 1978 es pues pluralista, de consenso, favorecedora de la alternancia, técnicamente rígida y propia de una sociedad avanzada.

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viernes, 24 de abril de 2009

Crisis: ¿no será la distribución de la riqueza?

La equidad no sólo es moralmente mejor, también resulta más eficiente
Sobra capacidad para producir. Falta capacidad para comprar
JUSTO ZAMBRANA 24/04/2009 / El País.com
Si algo se echa en falta en la galopante crisis económica que nos anega es la existencia de un marco teórico que permita explicar por qué ha pasado lo que ha pasado y, sobre todo, cómo recuperar la senda del crecimiento, a ser posible, equilibrado. La inmensa mayoría de los economistas, adeptos de las teorías neoclásicas en que había desembocado el monetarismo, callan. No sabemos si con propósito de enmienda o sólo a la espera de volver a la carga.
Por su parte, los contados neokeynesianos existentes y, masivamente, los líderes políticos se afanan en atajar una enfermedad cuyo diagnóstico no parece estar muy claro. Más parecen curanderos que médicos. Se recurre a Keynes, y es lo más sensato. No veo otra opción. Ocurre, sin embargo, que Keynes analizó la situación hace más de setenta años, y, desde entonces, muchas cosas han cambiado.
Dos resultan especialmente relevantes en la génesis de la crisis actual: una, la conversión del capitalismo industrial en capitalismo financiero. Hoy, de cada 100 transacciones que se realizan en los ampulosamente denominados "mercados", más de 90 son meramente financieras. Dinero por dinero.
La segunda es que el modelo keynesiano está referenciado hacia economías cerradas de Estado-nación y ahora la realidad es la de un mundo globalizado y, si se me permite el barbarismo, instantaneizado desde el punto de vista financiero. ¿Cómo hacer si el papel del rico prestamista, acumulador de capital, ya no es una gran industria nacional sino una nación nominalmente comunista llamada China? ¿Cómo controlar esta nueva multiplicación de los panes y los peces que son los "apalancamientos" financieros que crean dinero de donde no lo hay llevando las burbujas a las "exuberancias más irracionales"?
En este tipo de situaciones, nada más útil para abordar lo novísimo que echar mano de lo básico. Para la fronda del árbol, la raíz. Espero que si algún término suena a marxismo no se produzca un rasgar de vestiduras. Sobre acumulaciones, crisis y ciclos, Marx es un referente ineludible, tanto o más que Ricardo. A Marx le sobra Hegel, pero no Ricardo.
La crisis económica que se desencadenó en 1973 con la guerra del Yom Kippur y la subida de los precios del petróleo fue una crisis de oferta que marcó el fin de la era keynesiana, iniciada en los años treinta como respuesta a la Gran Depresión.
En la década de los setenta, la economía había entrado en situación de estanflación, inflación sin crecimiento. El diagnóstico que prevaleció fue que los salarios y los impuestos habían crecido tanto que no se generaba suficiente "excedente de explotación" para invertir al ritmo que la tecnología demandaba. Un sector público hipertrofiado e ineficaz ahogaría la iniciativa privada al mismo tiempo que exigía crecientes recursos que sefinanciaban vía déficit públicos, generadores, a su vez, de inflación al aumentar indebidamente la oferta monetaria. En términos de vieja economía política, una "caída de la tasa de ganancia del capital" provocada por un exceso de distribución de la renta. ¿Causantes? El Estado de bienestar pujante y las instituciones que lo acompañaban. Contra todo ello levantaron bandera política Reagan y Thatcher. Y hasta hoy.
Hoy deberíamos pensar que, como en 1929, estamos en la situación inversa. Por tanto, sacar las consecuencias políticas contrarias. La crisis no es de oferta, sino de demanda. El capitalismo ha vuelto a lo que solía: crear más oferta que demanda. Por todas partes sobra capacidad instalada para producir, y lo que falta es capacidad para comprar. Las sucesivas burbujas tecnológica, inmobiliaria, etcétera, que se han producido desde hace 15 años nos indican que, por vías reales o ficticias -quizá mitad y mitad-, había más dinero disponible que capacidades de inversión. Ésa es la esencia de toda burbuja, desde los tulipanes, en la Holanda del siglo XVII, hasta las punto.com de ayer. Estaríamos, pues, en una crisis generada por una sobreexplotación que produce un exceso de acumulación de capital.
¿Detrás de ello qué hay? Pues simplemente una injusta distribución de la renta, tanto en términos nacionales como internacionales. Y así es. Aunque pocas veces se la sitúa en la génesis de esta crisis.
En Estados Unidos, en los últimos años, se ha producido un sesgo sin precedentes históricos a favor de los beneficios empresariales. El porcentaje de renta nacional dedicado al pago de salarios es el más bajo desde que hay estadísticas, en 1929. Desde 2002, los beneficios empresariales han crecido ocho veces más que los salarios, y por eso no sorprende que los ricos hayan incrementado su riqueza nueve veces más deprisa que los pobres. En China, la distribución de la renta es peor que la de Estados Unidos. Para muestra, un botón: el índice de Gini, que mide la desigualdad en la distribución de la renta (0: igualdad absoluta, todos iguales. 1: desigualdad absoluta, uno se lo llevaría todo), en Europa se mueve entre el 0,25 y el 0,35; en España, por cierto, es el 0,34. En Estados Unidos es el 0,40, y en la comunista China, el 0,46. Este último, en el furgón de cola. La Eurozona, por su parte, ha resistido mejor, pero en la última década los salarios reales han crecido la tercera parte que la productividad, y en el último quinquenio, sencillamente, están cayendo. No hablemos del antiguo bloque comunista, con sus nuevos y estrafalarios millonarios, o de otros lugares del mundo.
Una de las novedades que la crisis ha traído consigo es la vuelta de la problemática socioeconómica a las parrillas de alta audiencia de televisiones y radios. La posmodernidad se esfuma, y en la sociedad líquida emergen los arrecifes. Los problemas identitarios y el sinfín de acontecimientos llamativos que reclamaban la atención de los medios ha cedido el paso a las tasas de paro, las caídas de ventas, las quiebras empresariales y la marcha de las bolsas de valores. Entre tanto fragor, muy pocos parecen hablar sobre la vieja historia de la distribución de la riqueza. Para los iniciados, las páginas salmón de la prensa narran las Technicality en las que se han movido las burbujas. Y ahí se paran. No en vano, venimos de una economía apolítica en una sociedad que se pretendía poseconómica.
Se piden más controles públicos sobre el mercado, pero se oyen pocas voces pidiendo más igualdad. Se culpa de la crisis al descontrol en la codicia, pero se habla poco de las injusticias subyacentes. No se ve que la izquierda política levante contra "la sociedad de la desigualdad", que se nos viene presentando como si fuese "la naturaleza de lo social", una bandera teórica y política tan nítida y decidida como la que, en su día, el neoliberalismo conservador levantó contra el Estado de bienestar. Se oye poco decir que la equidad, además de ser mejor moralmente, es también más eficiente.
Ciertamente, sería ingenuo no tener en cuenta la tremenda complejidad en la que hoy se desenvuelven los parámetros económicos que marcan las diferencias entre ricos y pobres. Todas las Technicality me parecen pocas para explicarlos. Pero más ingenuo, o mayor impostura, sería pensar que las relaciones de dominación entre humanos han desaparecido de la historia. Por eso la economía es siempre economía política.
Justo Zambrana, subsecretario del Ministerio del Interior, ha publicado El ciudadano conforme (Taurus) y La política en el laberinto (Tusquets).

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domingo, 19 de abril de 2009

Economía y psicología en tiempos de recesión económica

José Fuentes-Salinas es graduado de la facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro, México.
¿Cuál es el papel de la subjetividad individual en los vaivenes de la economía actual en crísis?...
Más allá de los factores materiales del mercado, ¿hay otras cosas menos visibles que deberíamos tomar en cuenta?
Todo parece indicar que sí.
Negación de la realidad y la manipulación de la expectativas.
- Hasta lo que ahora se ha dicho, buena parte del problema se derivó del derrumbamiento del mercado inmobiliario. En este, por un lado se generó una creciente expectativa de que las casas eran una forma de inversión al alcance de todos, y, por el otro lado, las compañías crediticias y las entidades reguladoras no les pasaron a los consumidores la "prueba de realidad" para saber si realmente podían pagarlas.
Confianza del consumidor, precauciones reales y exageradas.- Cuando se presentan los primeros signos de la crísis económica, la oferta de casas supera la demanda, las casas pierden su valor y son hipotecadas, la mayor disponibilidad de casas hace que los bancos se vayan en picada y que los créditos se dificulten. Como una reacción en cadena, baja el consumo, empresas diminuyen sus inventarios, recortan personal...
Cuando los medios de comunicación empiezan a enunciar las características de la crísis, como la "mayor desde la época de la Gran Depresión". Los factores subjetivos del consumo se hacen presentes en forma de una desconfianza con respecto al futuro.
Es en este eslabón donde la psicología del consumidor empieza a jugar un papel más importante. Ya no solo quienes habían perdido sus casas o su empleo rebajan el consumo, sino quienes temen que ellos mismos se podrían ver en una situación semejante.
El incremento de los precios de la gasolina del 2008 fue un campanazo más que haría que muchos retrajeran su consumo. Aquí hay que recordar que la Invasión a Irak, que para muchos creó la fantasía de que el petróleo se abarataría, tuvo un efecto desastrozo cuando se visualizó como algo más complicado que impediría el control de sus recursos petroleros.
Psicología del consumo individual y realidad macroeconómica.- La economía actual ha generado una serie de comportamientos, algunos de los cuales tienen más conexión que otros con lo que realmente ocurre.
-La inseguridad sobre el comportamiento de los precios de la gasolina redujo el uso del auto y creó expectativas exageradas en los autos híbridos y eléctricos. Esto hizo caer dramáticamente la demanda de nuevos autos, con la excepción de algunos modelos de bajo consumo de gasolina.
-La caída de los precios de las casas, hizo que muchos posibles compradores se esperaran hasta que la devaluación de la propiedad tocara fondo, incrementando aún más el inventario de propiedades disponibles.
-La mención de "La Gran Depresión" trajo inmediatamente para muchos las imágenes de las lineas de personas esperando un plato de sopa y otras penurias que no necesariamente reflejan lo que podría ocurrir ahora que hay una "paraguas asistencial" más complejo.
-Por otra parte, una vez desatado el desorden en el mercado de capitales, los datos sobre la corrupción en los niveles ejecutivos de los bancos y las compañías inversionistas (bonos exagerados a los CEOS, caso Madoff...) contribuyó aún más a la desconfianza del consumidor.
El mensaje era este: no se puede confiar en la legalidad de la economía de mercado, y el gobierno no ha sido muy eficiente en la supervisión de esta legalidad.
¿Qué se puede hacer?.- Toda la atención del gobierno de Obama está centrada en reestablecer la confianza de los inversionistas y ofrecer, al mismo tiempo, la esperanza a los consumidores de que la economía va a mejorar.
Pero, mientras esto ocurre, las economías locales y regionales ya se han visto afectadas al grado de producir nuevos factores psicológicos que prolongan la incertidumbre y la ansiedad de los consumidores.
El Estado de California acaba de pasar por una de los mayores debacles presupuestales en épocas recientes. El déficit derivado de una menor recaudación fiscal llevó al gobierno de Sacramento a detener por varias semanas el presupuesto del estado. Como resultado, California tuvo que recortar programas sociales y educativos, y aumentar impuestos.
Por otro lado, muchas ciudades han visto disminuída la captación de impuestos, con lo que habrán de tener que recortar proyectos sociales.
Todo este escenario crea condiciones para que no solamente la población desempleada, sino la que aún conserva sus trabajos, se vea afectada por la incertidumbre de la economía.
Además, hay que subrayar que una de las actividades económicas que primero son afectadas en crisis económicas tienen que ver con la salud mental: el recreo (conciertos, restaurantes, espectáculos...).
El ciudadano promedio en esta época está preocupado por:
-Conservar su trabajo.
-Por la disminución del valor de su fondo de ahorro.
-Por la imposibilidad de hacer gastos recreativos que lo mantenían en balance emocional.
-Por la imposibilidad de hacer más por parientes y amigos que han perdido su empleo.
-Por la incertidumbre sobre el futuro económico que le heredarán a las nuevas generaciones.
En este panorama económico, el desacuerdo entre el partido republicano y la administración de Obama es solo un factor agregado a la "crisis de ansiedad" colectiva.
Es por ello que, en el contexto actual, lo que más ayudaría a disminuir las ansiedades colectivas, sería la claridad con que el gobierno de Obama, los representantes de las corporaciones y de la Sociedad Civil tomaran una postura más coherente hacia la crísis económica.
La subjetividad individual, la psicología, tuvo un papel importante en el origen del actual desenfreno económico. La falta de racionalidad en el gasto y el endeudamiento tuvo mucho que ver en los incios de esta recesión. Ahora, una mayor racionalidad en el comportamiento colectivo, institucional y corporativo, es el requisito para que se restablezca la economía.
Recetas para paliar la crisis.- Consumir, ejercer el "poder de compra", no solamente satisface necesidades materiales (alimentarse, vestirse, transportarse...). El consumo tiene un correlato psicológico importante: estar al día con lo ocurre afuera, informarse, disfrutar de lo que ocurre en el mundo, pertenecer a un grupo que se unifica por lo que adquiere, incorporar los símbolos del "progreso"... De ahí que sea importante pensar en ello.
La mejor solución para satisfacer las "necesidades psicológicas" de consumo están en la reducción de los gastos a un nivel cláramente controlable:
-Si no se siente como para echarse el compromiso para comprar un auto, por lo menos cómprese una bicicleta.
-Si no está en situación de hacer viajes largos, por lo menos dese una vuelta a esos lugares cercanos que no son muy caros (cafés, parques, playas...)
-Si no puede está en condiciones de pagar tickets caros para espectáculos, por lo menos váyase al cine.
-Compre aquellas pequeñas herramientas que le permitirían ahorrar algún dinero en reparaciones, o pequeños detallitos personales que le producen pequeños placeres y no le causarán "sentimientos de culpa" posteriores.
En resumen: sea frugal, pero no exagere.

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