domingo, 6 de mayo de 2007

ECONOMÍA MORAL DE LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA.

Fernando R. Contreras

Comentario resumen de Andrés Campoy

En la introducción el autor parte de la base de que todos tenemos pequeñas y grandes diferencias en nuestro modo de observar las cosas, y estas diferencias precisamente en muchos casos son el punto de partida de graves conflictos entre los grupos humanos.

El ver o no las diferencias, siempre es consecuencia de intereses creados. Y en esta sociedad interconectada, en la que confluyen multitud de intereses, las diferencias se hacen más patentes. El interés se observa incluso en los países en conflicto, en los que los medios son controlados por las fuerzas del poder, pero con fines partidistas y con la aparición de las nuevas redes de información están surgiendo efectos muy interesantes en los procesos comunicativos. Desde otro punto de vista, las nuevas redes de información, también pueden transformarse en grandes redes de solidaridad entre culturas diferentes, como ya demuestran algunos ejemplos mediáticos.


La sociedad interconectada ha generado una comunidad virtual cuyos componentes están unidos por unos valores simbólicos, más que por unas fronteras geográficas. En estas modernas redes, también surgen enfrentamientos, generalmente por la carencia de un sistema superior de razones o argumentos; por ejemplo, la universalidad de la dignidad humana y sus libertades..

Hay que tener en cuentas que las Tecnologías de la Información no solo han mejorado nuestras condiciones de vida y nuestras vías de comunicación, sino que también han aumentado nuestras responsabilidades y compromisos a escala planetaria.

En el intercambio de información surgen conflictos porque estamos obligados a convivir en un mismo escenario individuos muy diferentes. Este escenario virtual, es lo que llamamos cibercomunidad. En ese integrismo tecnológico, quedan grupos no integrados, fuera del círculo de influencias de los procesos de tecnificación de la comunicación. Estos grupos se sienten marginados e incluso desarraigados de sus verdaderas raíces, cuando son obligados a un orden técnico que no aceptan sus tradiciones.

Michaud explica un nuevo vocablo político:<> con el que pretende describir el impacto mundial de los conflictos locales, que son al mismo tiempo globales y locales. Los procesos global y local, simultáneamente, han supuesto que la mundialización de los conflictos vaya paralela a la mundialización de la economía, de la política y también de los intercambios comerciales. Un ejemplo de conflicto tecnológico en la sociedad interconectada, surge en Estados Unidos cuando comienzan las primeras medidas represivas en 1995 con el arresto por el FBI de un grupo de individuos acusados de tráfico de pornografía infantil en la red. Ese mismo año el senador James Exon presenta un Proyecto de Ley sobre “Decencia en materia de comunicaciones”.

Con la implementación de las redes transnacionales de información, han aparecido unas ciberculturas que se caracterizan por la creación de nuevas identidades relacionadas con el desarrollo tecnológico. Podemos afirmar en el ámbito de la comunicación que las tecnologías de la información integran, gestionan y controlan los grupos humanos que forman las sociedades interconectadas y excluyen, marginan y discriminan todas las comunidades humanas que no implementan el orden tecnológico en sus cultura. Las nuevas tecnologías de la comunicación y su socialización, pueden imponer con su actuación valores extraños a las tradiciones ancestrales, reprimiendo manifestaciones propias de otros escenarios y proporcionando un marco idóneo a los enfrentamientos y comportamientos violentos. Por ello, es necesario distinguir en esta convergencia de intereses cuales son los límites de las acciones sociales que promueven las políticas de desarrollo basadas en la implementación de esas tecnologías.

La hibridación cultural, tan presente en la historia de las civilizaciones, es vista como una amenaza, pues el sujeto es desbordado por la masificación del medio y no la masificación de mensajes como ocurría con los medios masivos. También la acción debilitadora de las normas, la pérdida de lo legítimo o lo q1ue podría ser legítimo, el cinismo de lo digital que elimina los valores institucionales y aquellos propios de la dialéctica que establece el individuo con la sociedad para producir su propia identidad, pueden generar el choque cultural, con su correspondiente dosis de violencia. Siendo los primeros obstáculos los lingüísticos, económicos y los políticos.

Debemos contar con el desequilibrio entre las naciones y el efecto de la globalización cuyos contenidos pueden provocar no solo la uniformidad cultural sino la lingüística, de ahí que los países más desarrollados estén poniendo en práctica, planes para defenderse de esa conquista idiomática.

Por otro lado,, el efecto de uniformización cultural es producto de la acción globalizadora sobre los países en vías de desarrollo. Esto conlleva graves consecuencias. Entre ellas, cabe destacar la marginación y eventual desaparición de culturas frágiles y comunitarias, el debilitamiento de las bases culturales, las tendencias al repliegue a posiciones exclusivamente individualistas con contenidos religiosos o ideológicos de tipo extremista y la amenaza de violentas oposiciones interétnicas.

Sin embargo, la multiplicidad y las contradicciones locales, benefician las innovaciones del mercado y permiten la competencia mundial. Por eso volvemos al vocablo . La deslocalización y re-localización consideradas conjuntamente tienen ciertas consecuencias múltiples, pero ante todo ponen de manifiesto que las culturas locales ya no pueden justificarse, determinarse ni renovarse contra el mundo. En conclusión, se da un renacimiento de lo local no tradicionalista cuando se translocalizan globalmente particularismos locales y, en este merco, se renuevan de manera conflictiva. Quizá en este aspecto, la postura más tolerante y más difícil de sostener sería la de aceptar una identidad nueva, resultante de la fragmentación cultural.

La es un proceso a través del cual una forma cultural, se traslada de un lugar a otro y allí entra en interacción con las formas locales, influye en ellas y produce nuevos híbridos culturales. Este proceso no solo activa la circulación de símbolos a través de medios masivos de comunicación y redes de información. También participan en este fenómeno los movimientos de las personas. La cultura define lo que la gente valora y lo que le mueve a entrar en disputa, indica así mismo formas adecuadas de comportamiento en determinadas clases de controversias y configuran las instituciones en las que dichas controversias son procesadas. Para Aronowitz “La cultura es una compleja y dinámica ecología de las personas, cosas, cosmovisiones, actividades y escenarios que fundamentalmente permanece estable, pero que también va cambiando en virtud de la comunicación de rutina y la interacción social. La cultura es un contexto”. Este contexto, alcanza la condición de paradigma tecnocientífico.

La tecnología es considerada desde la perspectiva ontológica como un instrumento que observa continuamente nuestras vidas desde que nacemos; y también desde una perspectiva fenomenológica es un elemento reductor en la construcción de un mundo más conectado, pero también más cerrado. Todo cuanto acontece es controlado continuamente, apropiándose del flujo continuo de la vida. Este fenómeno es conocido como ciberespacio, que existe en ninguna y en todas partes, y que consiste en una especie de tabla rasa en el sentido de que se construye y se reconstruye constantemente, se escribe y se rescribe mediante la interacción simultanea de todos los usuarios de la red y su consiguiente reelaboración de la misma.

La cibercultura avanza más en el campo teórico que en la propia interacción social. Progresa sobre proyectos e ilusiones que se construyen incluso antes de materializarse. La comunicación en el cibermundo se mide tomando la referencia del tiempo real en términos informáticos, es decir, espacio y tiempo simultáneo que condiciona la vida virtual.

Finalmente, la dimensión pragmática en la comunicación que surge en esta peculiar comunidad implica otras nociones discursivas: multimedialidad, hipertexto, hipermedia, velocidad, virtualidad, hiperrealidad, computabilidad, simulación e interacción. Todas estas propiedades de la comunicación, nos permiten delimitar una semiología de la tecnificación.

Como las comunidades se tecnifican mediante el perfeccionamiento de las infraestructuras tecnológicas, los servicios privados y públicos que producen estas infraestructuras y mediante la mejora de los contenidos que ofrecen las empresas y las instituciones públicas. Los grandes retos de estas comunidades consisten básicamente en: La liberación del espacio; la protección de las redes (regulación); la seguridad de la información codificada; la regulación de las competencias de las industrias TICs; la regulación de la competitividad empresarial; el uso de internet; la regulación del comercio electrónico.

La innovación por tanto es necesaria porque completa el ciclo de cambios sociales y culturales. Las tecnologías surgen de la sociedad y producen efectos en ella en función de la aplicación desarrollada. El control de las grandes multinacionales sobre la industria de contenidos, proviene precisamente de dominio de los estándares tecnológicos.


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